viernes, 10 de junio de 2011

La evaluación de desempeño


Cada año pasamos por lo mismo. Es violento. Tu jefe, perdón que en esta casa no es jefe es tu “responsable”, pasa un mal trago y tu otro.
Él, a poco ecuánime que sea sabe que es mentira; tú que conoces la realidad, sabes que es una farsa.
Resulta que, un año atrás, hiciste el otro ejercicio teatral: la concertación. Si te fue bien –cosa poco frecuente – y las necesidades del proyecto lo permitieron, hiciste lo cursos que te marcaron; además trabajaste duro, si te pidieron “sobreesfuerzos” los hiciste, si te tuviste que quedar un rato más, una vez y otra vez y… lo hiciste.
Finalmente llega la evaluación de desempeño. Tu responsable con cierto rubor te dice que, desde recursos humanos, le obligan a calificar a su equipo con la “ominosa” campana de Gauss, y a ti te ha tocado en el lado de…
Hay quien no hace caso (es listo) hay quien se disgusta (no le sirve de nada), hay quien protesta (al año siguiente tendrá mejor evaluación) y los hay que ni siquiera acudimos a la cita.
Al final y como conclusión, la evaluación no vale para nada. Ni significa incremento salarial ni promoción, por el lado positivo pero tampoco supone que estés en la lista negra por el otro, en resumen: una pérdida de tiempo y de recursos.
En el mes en que se realiza la evaluación, es seguro que la productividad real de la Casa, si se midiera, disminuiría en un elevado porcentaje. No satisface a nadie. No beneficia al trabajador, pero tampoco a la empresa. ¿Estamos tontos?
Para que todo esto cambie y se logre el justo reconocimiento a tu esfuerzo, para que te respeten y si hay que hacer una evaluación, ésta sea justa, responsable y sobre todo útil, VOTA A UGT.

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